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El sombrero voltiao en la Cultura Costeña
(Tomás Martínez M, 2020)

¡Oh sombrero indiano!
En tus inicios así fuiste llamado,
originario de los indígenas Zenú,
esos que han poblado el río Sinú.
En las regiones de Sucre y Córdoba
eres hecho de la palma ‘e cañaflecha,
lo usaba pa’l sol el montiano,
así como el corralero,
el baquiano;
el parrandero nato,
también el rocero,
alegre el pueblano;
hoy en día cualquier ciudadano
en todo el mundo.
Es un orgullo colombiano
que puesto lo llevamos.
¡Luzcámoslo entonces!

Son varios motivos para el uso del sombrero voltiao:
antes pa’l sol en el cultivo
y labores del campo,
pa’ fiestar,
pa’ vacilar,
pa’ las corralejas;
pa’l calor abaniquiar,
pa’ ferias.
Sombreros piqueteros
o algo ancestral portar;
cualquiera sea el caso,
es una artesanía de lujo.
Sombrero indiano
de significado profundo,
lo dicen sus pintas,
o sea, las figuras en su encopadura.
Son patrones o dibujos
que guardan secretos
de la cosmovisión y cosmogonía
de los indígenas Zenú.
En las pintas se revelan detalles
de la vida atávica
antes de los aborígenes,
así como la flora y la fauna
de su medio circundante de antes.

Sombrero voltiao original,
te conocen a ti con varios nombres:
sombrero indiano, pa’ mí el más raizal,
sombrero vueltiao, también costeño.
Sombrero sabanero, sombrero tuchinero,
hoy en día ya es sombrero colombiano.

Sombrero indiano o sombrero voltiao,
de la siguiente manera es tu nacimiento:
to’ principia con el cogollo de la cañaflecha,
a esas hojas nuevas se ripian,
se sacan en hilo o tirita,
así como la carne ‘esmechan;
ahora toca a ellas cocinarla,
después tinturarla,
pero con cosas de la naturaleza
como bija, achote, barro
y cuanta otra tintura.
El proceso de manual elaboración
no es tan fácil, así como lo digo,
lleva más vainas y procesos,
hasta las tiritas ‘e palma entierran en el suelo.
Seguidamente, continuando el hacer
del sombrero indiano, así resumido,
después de las ripias y el tinturado;
viene ahora el trenzado,
de ahí viene el nombrado.
Por ejemplo, el quinciano
son quince pares de tiritas
o sea, treinta en una trenza,
y así pa’ los de 19 vueltas
con 38 tiritas en su tejida;
el veintiuno, veintitrés
y creo que ya van en el treintiún vueltas.

La gente se confunde y cuenta las ruedas,
y no son ellas, miren las trenzas,
en cada una de ellas las tiritas
no se pueden contar a simple vista;
tienes que desarmarla.
To’ ellos son originales,
desde el más rústico
hasta el más fino.
Lo importante es que sean de cañaflecha
y no un pedazo ‘e plástico que es hecho en China.

Te llaman sombrero vueltiao,
puede ser por las rondas o vueltas
que tienes en tu tejido,
sin embargo, en realidad son hilitos;
tiritas en las trenzas, no te confundas.

Tu color a blanco y negro
muestra lo bueno
de nuestra esencia y nuestra raza,
su tenacidad,
su laboriosidad,
la maestría en la labranza
y la simbología de amor por la naturaleza.
Sombrero voltiao
ahora has viaja’o
pa’ cuanto la’o
en to’a la bolita ‘el mundo.
Estamos henchidos de orgullo;
la mejor artesanía que se ha hecho.
En Colombia en el 2004 fuiste instituido
por el Congreso de la patria,
con varias artesanías concursaste
fuiste el primer baluarte
que ante el mundo nos representara.

Algunos aspectos para diferenciar
la calidad en un sombrero vueltiao:
El número de tiritas o hilos en su trenza
aunque ya hecha no se pueden contar,
a más calidad, el sombrero es más liviano,
si el hilo es más delgado; mejor será.
Un sombrero tiene 23 metros de trenza.

De la cumbia colombiana
el sombrero voltiao
es el mandamá’.
Puesto o en la mano
es llevado por el bailador,
con todo su sabor
así coquetea a su pareja,
ella le contonea
con su hermosa pollera.
¡Ojo! con la vela
que te quema, que te quema.

En eventos deportivos,
culturales, folclóricos,
premios y demás
u otros por doquier;
el sombrero indiano
es con altura llevado;
así como debe ser.

Autor: Tomás Martínez Montenegro
El curucutiador